Redacción. Madrid
Los pacientes que utilizan un autocontrol para el tratamiento anticoagulante oral presentan un 49 por ciento menos de riesgo de desarrollar tromboembolismos en relación a los que controlan el tratamiento de forma habitual, según un estudio de la Universidad de Oxford en el que ha colaborado el Hospital Sant Pau de Barcelona.
Instituto de Investigación Biomédica Sant Pau.
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El trabajo, que publica 'The Lancet', se basa en una colaboración internacional que ha evaluado los datos de 11 ensayos clínicos con la participación de los investigadores Pablo Alonso (Centre Cochrane Iberoamericano) y Joan Carles Souto (Servicio de Hematología), ambos del Instituto de Investigación Biomédica Sant Pau (IIB-Sant Pau).
El rango terapéutico de los anticoagulantes orales es estrecho y, por tanto, requiere un seguimiento regular y ajustar la dosis para evitar una excesiva anticoagulación que puede dar lugar a hemorragias graves o anticoagulación insuficiente, que puede exponer a los enfermos a coágulos de sangre potencialmente fatales.
Pese a que el autocontrol (que cada paciente puede hacer en su domicilio con un análisis) reduce el riesgo de eventos tromboembólicos en un 49 por ciento en comparación con la atención habitual, la tasa de complicaciones de sangrado fue similar en ambos grupos y el autocontrol no tuvo efectos importantes sobre la mortalidad.
Los beneficios del autocontrol fueron particularmente notables en las personas de menos de 55 años, en los que la probabilidad de desarrollar tromboembolismos se redujo en dos tercios y en los pacientes con una válvula cardíaca mecánica, en el que el riesgo se redujo a la mitad.
Curiosamente, el autocontrol redujo la mortalidad y no aumentó las complicaciones en pacientes de edad avanzada que están en alto riesgo de hemorragia mayor, hecho que sugiere que la edad no es un factor para determinar esta recomendación.
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